Sangre by Clara Peñalver

Sangre by Clara Peñalver

autor:Clara Peñalver [Peñalver, Clara]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Fantástico
editor: ePubLibre
publicado: 2010-01-01T05:00:00+00:00


21 de marzo de 2009.

Por la noche

Axel está fuera echándole la bronca a Angélica por no haber estado pendiente de mí. Como no quiero escucharlo porque ya me siento lo suficientemente culpable, he decidido ponerme a escribir.

Llegó mucho antes de lo que esperaba. Al parecer había sentido todo lo que pasó la noche anterior y dejó plantado a Alexander para volver a casa.

Acababa de terminar de comer con Angélica, quien aún se disculpaba por no haberse dado cuenta del aprieto en el que me había metido, cuando aporrearon la puerta. Sabía perfectamente que era Axel quien llamaba porque podía sentirlo desde la cocina. Me invadió una mezcla de ira, impotencia, preocupación, cansancio. Miré a Angélica y le dije que sería mejor que se fuera.

Cuando abrí la puerta ahí estaba él, muy enfadado, pero aun así su rostro se iluminó levemente cuando me vio. Entró a toda velocidad, y cuando vio que Angélica se iba llamó su atención:

—Ya hablaremos tú y yo esta noche, cuando tengas la deferencia de acompañarnos a cenar.

Ella asintió con cara de disculpa y se fue, dejándome sola frente al huracán.

—Lo siento mucho, no va a volver a pasar —le dije intentando calmarlo un poco.

—¡Por supuesto que no va a volver a pasar! ¡No tengas ni la más remota duda!

—Vale, pero no hace falta que me hables así. —Entonces, el sentimiento que me transmitió fue muy distinto.

—¿Tienes idea del miedo que pasé anoche por ti? ¿Tienes idea de la impotencia que sentí cuando no podía estar a tu lado para ayudarte? —Claro que tenía idea; yo pude sentir lo mismo que él sintió, se me partía el alma—. Valen, yo no sé qué es lo que nos pasa a ti y a mí, pero comprenderás que el hecho de percibir lo asustada que estás y luego el descontrol en el que te viste sumida y no poder ver con imágenes lo que te ocurre, ni si te encuentras bien físicamente, me parte por dentro. ¿Fue Peter quien te alimentó? —No fui capaz de comprender sus sentimientos en ese momento.

—Sí, Angélica no me veía y aquel tío no se había desmayado. Pretendía seguir la fiesta conmigo, y cuando me negué trató de forzarme. Peter llegó en ese momento y se deshizo de él, pero al oler la sangre me descontrolé.

—Tendré que darle las gracias.

—Entonces ¿no estás enfadado conmigo? —La vista comenzó a nublárseme a causa del llanto inminente.

—No, nunca he estado enfadado contigo, Valen. Me he enfadado conmigo mismo por no estar a tu lado. Al menos debí haber sido más enérgico y prohibirte que acompañaras a tu nueva amiga. Debí haberte contado lo que ibas a verte obligada a hacer.

—¿Y con Peter? —Acababa de decir que iba a agradecérselo.

—Dame tiempo para asimilar el hecho de que Peter siga estando en tu vida, ¿vale? Por mucho que me joda que estés con él. —Sabía que no era capaz de borrar de su cabeza la noche en que Peter me socorrió, lo sentía—. He de admitir que se preocupa por ti casi tanto como yo.



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